The best is yet to come, 3,5/5. Seminci 2020
Cinta en sección punto de encuentro, del director chino King Wang. Como siempre, con buena calidad de producción, buena luz, muy buena encadenación de secuencia. Ojo, no confundir con la película francesa del mismo nombre con Patric Bruel.
La historia cuenta como tres compañeros de un pequeño pueblo, se trasladan a Pekín para tener un buen futuro. El protagonista no acabó el instituto, pero se le da bien escribir y quiere ser periodista, le contratan de becario y comienza a investigar llegando en menos de 2 meses a publicar en la portada del periódico.
Continua con un reportaje sobre la venta de sangre, se hace pasar por donante para descubrir que hay un tráfico complejo de falsificación análisis de sangre de gente con hepatitis b.
De hecho, no es hasta los tres cuartos de la película que empezamos a ver que lo importante en esta película es la denuncia de las prohibiciones que tiene la gente portadora de hepatitis b en China, para poder trabajar, que se les acepte en un colegio, etcétera.
Este periodista, Han Fudong, que resulta ser real, mostró la problemática que hay sobre la gente con hepatitis b, que llegaron a ser 100 millones. La idea de la cinta es mostrar la ética del periodismo, la fuerza de un lapicero, usándolo como un arma para cambiar el futuro.
Película que mantiene siempre en la intensidad, que hace reflexionar sobre los límites de la prensa, y si las apariencias son siempre correcta.
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