9 fugas, 0,5/5. Gijón 2020
El director gallego Fon Cortizo nos trae esta cinta a concurso.
Cinta dividida en 9 partes, cada una de ellas inspirada en un capítulo del libro oracular chino I Ching.
Hacen alusión al pensador gallego Alfonso Castelao. Los relatos brotan de esa música que abrió las brechas del tiempo. La orquesta es la narradora.
Como ha quedado claro en la descripción que la propia película da, la cinta narra escenas aleatorias en un puerto o una niña caminando por una ciudad, en las que lo importante son los ruidos o sonidos que hay alrededor. En uno de los episodios vemos a una mujer escapar, ser rescatada en un barco o viajar en una furgoneta. Con un hilo conductor muy fino que se llega a perder.
No se entiende qué está pasando con el cine gallego, quizás en un futuro sus obras serán comprendidas por todo el mundo, pero a día de hoy sus películas son muy complicadas de entender. No todas, pero tenemos los últimos ejemplos con Lua Vermella, o Longa Noite. Todas con las mismas pautas: en gallego, imágenes impactantes por su belleza, importancia del sonido o de la voz en off narradora, cuentan algo típico gallego (escritor, leyenda...), hay una falta completa de dinamismo, etc.
Ese tipo de películas, más bien experimentales, son o adoradas u odiadas por el público. Lo malo de ser odiadas es que el público ha pagado la entrada, y en ocasiones sorprenderme frecuentes, no han podido quedarse hasta el final de la proyección. Y en este caso, sería una pena, por que los créditos es otra muestra del arte esperimental que desvorda esta cinta, con la aparición de forma aleatoria de los nombres y funciones de las personas.
Si tenemos el cine como algo que atrae y que hace que el espectador se quede sentado aprendiendo algo nuevo, o reflexione sobre algo que ya sabía, esta Nueva Ola del cine gallego no sigue estas pautas. Este cine gallego no está para entender, sino para sentir, como una obra de arte, hay que dejarse llevar, dejarse transportar por sus experiencias de imágenes y sonidos sin mucha coherencia en ocasiones. Para esto, el espíritu, las ganas del espectador tienen que estar preparadas. Ver a una niña pasar por un túnel, mientras un hombre tira palos encima de una batería de música, no es algo que todo el mundo considere que vale el precio de la entrada. Quizás para los espectadores de un festival de video experimental como Traverse, las escenas en el túnel serían bien recibidas y entendidas.
Por eso, desde el punto de vista de cine tradicional, esta cinta puede no llegar a convencer.
Desde el punto de vista de cine experimentar, o de cine entendido como obra de arte contemporáneo y arriesgado, donde lo importante es la transmisión de sentimientos, sin pensar en la lógica que hay entre ellos, entonces esta cita es formidable.
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