Voices in the Wind, 3,5/5. Gijón 2020
El cineasta japonés Nobuhiro Suwa, nos trae su cinta participando en la sección Albar y tras su paso por Berlín.
El guión muestra a Haru, una niña de 17 años que vive con su tía Hiroko en el sur del país. En el 2011 Haro vivía en Otsuchi cuando el terremoto y posterior tsunami arrasaron con la costa este, dejando un saldo de 15000 muertos, entre los que se encontraban sus padres y su hermano pequeño. Tras irse a vivir con su tía todos estos años, el guión cuenta cómo Haru decide dejar Hiroshima cuando se tía cae enferma, para recorrer parte de su país y llegar a su ciudad natal, pasando por Tokio y Fukushima. En este largo camino conoce gente que le ayudan en su viaje y le cuentan sus perdidas.
La cinta tiene todo menos humor, por lo que hay que verla altos de espíritu para no decaer en una depresión. Por otra parte, tiene unas imágenes preciosas que hacen soñar, grabadas con una sutilidad apabullante.
El largometraje nos muestra varios aspectos ocultos, para los extranjeros, cuando la chica es molesta con agresividad por varios chicos y una estación de autobús. Tambien enseña la problemática de los inmigrantes en Japón, contándonos lo que sucedió al voluntario inmigrante kurdo que ayudó a uno de los protagonistas durante el tsunami.
La cinta nos muestra el gran vacío que siente la adolescente y la soledad que la rodea, por lo que podemos ver este viaje como un posible viaje sanador. Al final de la película Haro tiene la necesita de desahogarse y comunicarse con sus familiares a través del teléfono de viento (en la portada de la película) que se encuentra realmente en Namita, dónde según la película, más de 30.000 personas ya lo han utilizado para comentar sus sentimientos a los que ya no están.
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