Moon, 66 questions. Berlinale 2021
Película de producción franco-griega, dirigida por la directora griega Jacqueline Lentzou, en competición en la sección Encounters de la Berlinale 2021.
La protagonista, Artemis, es una chica que lleva varios años viviendo en Francia, lejos de su familia en Grecia. Su padre necesita a alguien que le cuide, por lo que Artemis regresa a Grecia para ocuparse de él. Al pasar tiempo con él, la protagonista descubre la historia de amor secreta que su padre tuvo durante mucho tiempo. Inesperadamente, esta revelación dará a la relación entre padre e hija una nueva vitalidad.
Desde el inicio esta cinta vemos que es arriesgada, utilizando formas de hacer cine que se salen de lo habitual. Las imágenes que vemos al comenzar, son de 1997 y 1999 grabadas con una cámara de pésima calidad, dando a entender que pertenecen al protagonista. El espectador comienza con un ejercicio de fé, sin necesidad de entender la relación entre las imágenes o por qué esta parte de la película es tan larga. La cámara, y sobre todo, lo que no está delante de ella, es algo que la directora ha dotado de especial importancia. Podemos verlo con las escenas en donde hay comida podrida mientras se escucha a gente hablar, o el enfoque de los pies y nuca de la gente, con un formidable plano desde arriba, mientras la gente coloca la colchoneta azul en el suelo. Con esto, Lentzou da a entender que lo importante es lo que rodea la escena, debiendo utilizar la mente en un ejercicio de imaginación para poner cara, cuerpo, a esos que no aparecen en pantalla. En esta cinta lo secundario ocupa una posición primordial.
La directora nos evoca un cine de lo conceptual con ciertas imágenes repetitivas, y con objetos de colores muy llamativos, desde el pelo rojo de la protagonista, a la colchoneta azul intenso que aparece en varias secuencias de la cinta. Uniendo a esto escenas largas sin cambio de planos, hace que ciertos objetos queden grabados a fuego en la pupila del espectador, y que queden ahí incluso días después de haber visto la película. Una de estas escenas, en lo que en mi opinión es excesivamente larga pero icónica, es la sesión de fisioterapia en la colchoneta azul.
El sonido es otro de los puntos que dejan al espectador incrédulo por su intromisión en las escenas, es de agradecer ya que llenan la sala de una atmósfera mágica haciendo al espectador meterse en este mundo místico de Artemis. A destacar los melodiosos cánticos de los pájaros durante la sesión de fisioterapia, mezclados con la niña y su estridente forma de comer los chetos que provocan al público las ganas de entrar en la pantalla y quitarle la bolsa para tener un poco de paz.
Opinión: 3/5
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