Maricón perdido (serie). Málaga 2021
Serie que atrapa, dirigida por Alejandro Marín, de la que se pudieron ver los primeros 3 capítulos.
Basada en la vida del personaje público Bob Pop, la serie trata las dificultades de un hombre gay en su infancia, hasta llegar al éxito profesional y al renombre en España.
Con un reparto complicado de identificar, como es el caso de Candela Peña (perfectamente caracterizada), pasando por Alba Flores. Gabriel Sánchez es Bob Pop niño (genial en el papel) y Carlos Gonzalez (otra figura de la interpretación) que podremos llegar a confundir por quien parece ser su hermano siamés secreto Brays Efe.
La cinta, producida por El Terrat, rezuma buena producción, con 3 épocas ambientadas: los años 70, 90 y actuales. Los "deep fakes" son aparentemente comunes, como con "Los Pecos" y el referente Miguel Rellán rejuvenecido.
La sería recorre los traumas que Roberto tenía de niño, no ya en el colegio, donde tenía que soportar las burlas de sus compañeros, teniendo a su siempre aliada Bea a su lado para ayudarle o darle una ducha de agua fría de realidad. Su madre, parlanchina insaciable, también jugó un papel importante, siendo excesivamente dominante y manipuladora. Su abuelo es el remanso de paz que necesitaba contra su padre, que de lo soez que llegaba a ser, su cara no aparece en ningún momento, muestra de la repulsión de Bob Pop, o de otro niño cualquiera a quien su padre le llame rarito.
Bob Pop viaja en los años 70 como Roberto, con un decorado fiel a esa época: metro, autobús, casas, ropa, peinado, monedas... que hacen las delicias de los nostálgicos. Una vez más vemos que las producciones de calidad de época no se quedan en "Cuéntame" o "Velvet". Con referencias como "Los Pecos" como vecinos, o pequeñas anécdotas como que un piso piloto era el piso de un verdadero piloto de aviación, la serie nos va envolviendo poco a poco en una historia dura y a veces banal el principio, para darnos puñetazos de realidad cuando vemos el futuro de esos niños rebeldes que terminan muertos en la cárcel o en la prosutitución. Un sano juego de realidad donde los reyes en una época son los miserables en otra.
La serie denota una excesiva focalización en los males del protagonista, entre robos y estafas, uno no sabe si creerse tal cúmulo de mala pata, aunque estén narrados de forma magistral en una secuencia de negativo donde Roberto no es escuchado por nadie ante el problema que acaba de tener.
Una obra madura, que narra desde el punto de vista de un gay los puntos negativos y positivos de ser gay en una época pasada, para una generación que tuvo que abrirse camino para los que lo encontraron más o menos abierto. En el relato vemos las saunas gays mostrando que los problemas no son solo por ser gay, si no por estar fuera de una sociedad que pide un cuerpo de 10. No es la sociedad heterosexual quien da la espalda a Roberto, si no también la ley no escrita que para tener éxito en lo personal hay que ser delgado y estar en forma. Existen múltiples ridiculizaciones al respecto, con una jefa que no para de hablar de "cagar" y lo "mona" que es. Roberto cae en una hipocresía (eterno error cuando uno critica en exceso) ya que se ríe de lo superflua que es su jefa respecto a su cuerpo, cuando él mismo lo es en la forma de vestir (recibiendo con orgullo un piropo en inglés por el bolso que lleva).
Otro de los prejuicios que se ven en entre dicho en la cinta es el mostrar una violación a un hombre, algo que parece tabu e innesistente en nuestra sociedad, pero que "Maricón perdido" muestra en toda su crudeza. Quitando la figura del padre, los hombres no salen excesivamente homófobos, riéndose de Roberto tanto compañeros de clase como compañeras. De hecho se agradece la igualdad salomónica que hace de los distintos géneros, con una madre comprensiva quien tiene su contrapartida en el abuelo. Su amiga Bea del colegio tiene su contrapartida con el compañero de clase de rizos. Esto denota una crítica o defensa de la sociedad igualitaria, al menos hasta el episodio 3.
Lo que el espectador echa en falta son eventos positivos en la vida de Roberto, futuro Bob Pop. Imaginamos que están por venir, puesto que en una conversación en un taxi, dejan ver el éxito que tendrá el personaje. La serie se adentra poco a poco en una enfermedad degenerativa, con lo que los episodios siguientes se intuyen muchísimo más interesantes y enriquecedores, donde se supone que habrá muchas preguntas que el protagonista se hará respecto a su vida, y qué hacer con ella. Muchos espectadores podrán sacar conclusiones muy sabias sobre estas deliberaciones que presumiblemente Bob Pop nos hará partícipes en los siguientes capítulos.
Opinión 4/5
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