Periodistas pata negra vs "periodistas" motivados
Hace tiempo Ibai fue el único acreditado entre los medios españoles para hacer 3 preguntas a Messi, en su presentación en el París Saint Germain. Parece ser que eso escoció a los periodistas "pata negra", de los buenos, de los que llevan toda la vida y se ganan la vida con ello, de los que está asegurado que disfrutarás leyéndoles, algunos habiendo estudiado periodismo, otros no.
Ibai cenó unos días antes en casa de Messi, invitado por el mismo jugador, por lo que cabría pensar que fue un favor entre amigos. Pero no, amistad tras verse un par de veces en la vida no era, más bien era lo que Ibai representa, sin ser periodista, para los millones de personas que le siguen en las distintas redes: 6 millones en YouTube, otros tantos en Twitter, etc.
Este ejemplo se puede ver también en la prensa cinematográfica y en los festivales en general. La sensación que hay es que eres mejor periodista si te alojas en un hotel de 5 estrellas, a ser posible en el oficial donde se quedan los invitados. Un caso claro es el del último festival de Cannes, donde Carlos Boyero, un icono de la crítica independiente, clara, ácida, sin cortarse la lengua, donde cada palabra tiene sabiduría y en los 15 minutos de la entrevista que hizo semanalmente para la radio la SER, trasmite emoción. Este hombre que se merece todo el respeto, no hizo gran cosa en Cannes. No fue su culpa, con el pase sanitario del Covid, las reservas online a partir de las 7 de la mañana, etc, el pobre que no usa móvil inteligente, se vio desbordado, necesitó un móvil de los antiguos ya que no podía usar el suyo en Francia, perdiéndonos así el lujo de poder disfrutar de muchas de sus opiniones de las películas que no pudo ver. Otras sí que las vio y pudo hablar, pero la duda aparece en dos ramas, en la empresa de información y en el sesgo de tienen los festivales.
El ejemplo de Carlos nos hace ver que los periodistas de pata negra, los que están acostumbrados a tener una secretaria o alguien del periódico que les organice el viaje, las sesiones del cine, los visados, etc, no salen rentables comparados con los nuevos periodistas. Con esto me refiero, que para cubrir el 20 por ciento (quizás) de las películas en competición, la SER o El País, o quien fuera que le pagó, se gastó el precio de un 5 estrellas como el hotel Martinez (425€ la noche, hoy 31-8-2021), más avión, dietas, etc, etc, todo para que al final se escriba unos artículos y hable dos veces en la radio, 15 minutos cada vez. No lo digo con desdén, es una descripción que imagino que ha pasado por la cabeza de quien le pague. Como apasionado del cine, cada minuto de comentario o palabra escrita de Carlos Boyero es un disfrute y un aprendizaje de no dejarse coaccionar aunque te llames Pedro Alomodovar.
El tema es que en el mismo festival había gente hiper motivada, sin tener el título de periodista, muchos trotamúsicos-personaorquesta del cine que lo mismo te hacen críticas escritas, que un blog perfectamente editado, que llevan las redes sociales de Twitter, FaceBook, y el resto que ya me pierdo. Pero por qué a uno le pagan el hotel y un sueldo, y el otro dormiría en la playa o debajo de un puente si fuera necesario? : al igual que pasa con Messi, se les paga por mover pasiones, uno las mueve, y el otro como no es conocido, no las mueve (aún). Un medio de comunicación podría tener a 2 personas contratadas para que hagan unas críticas: el crítico y el ayudante que gestiona entradas, vuelo, etc. El tema de la pasión por el cine no termina de estar dentro de la ecuación del medio, aunque es un tema importante y que hablaremos más adelante en este artículo.
Un segundo tema es el aparente desdén involuntario de los festivales de cine, por las personas que no terminan de dominar las nuevas tecnologías, normalmente coincide con los periodistas mayores y que por ende son generalmente los "pata negra". El "obligar" a hacer una serie casi imposible de acciones y formularios para poder asistir a un festival de cine (petición de acreditación, pase de vacunación, darse de alta en una plataforma para obtener las entradas, reservar las entradas, anulación de entradas si no vas para evitar sanciones...) ya no es lo que era, cuando un "pata negra" llegaba con su acreditación rosa o blanca a la cola, 1 minuto antes, y entraba sin problemas. El Covid nos ha facilitado la vida a muchos, evitando colas insoportables bajo el sol, para luego no entrar, pero también ha dificultado la vida a los "privilegiados" que tenían pases superiores. Estos "privilegiados" son a los que todos ansiamos llegar, no nos engañemos, si están ahí es por que son una referencia del periodismo cinematográfico, y seguro que han tenido que sufrir de lo lindo por llegar ahí. Los festivales parecen decididos a modernizarse y si en el cambio se llevan por delante a estos periodistas tradicionales, no parece importarles (seguro que sí les importa) pero no hacen nada para ajustar las normas para este sector, y es que no pueden aplicar normas para cada periodista según sus circunstancias. Lo que está claro es que hay que reciclarse y quien no lo haga lo pasará mal en los festivales, o costará muy caro a su empresa.
La pasión es algo importante en todo lo que la humanidad se implique, en el caso del cine la pasión te hace coger un avión a la otra parte del mundo para asistir a un festival, o un avión para volver a ver una premiere en Madrid de una de las mejores películas que se han visto nunca en un festival, la ilusión de estar delante de un director indio o iraní, que vienen de allí, de esos países tan lejanos invitados por el festival, y que están para ti, para que les hagas preguntas sobre lo que acabas de ver... estas son las maravillas del cine y los festivales. La importancia de la gente en el cine no se debería de medir por las estrellas que tenga el hotel donde te alojas, sino por la pasión que tiene por el cine y lo que uno hace para acercarse a su pasión. Sorprende cómo en muchas ruedas de prensa los periodistas no preguntan, ¿tienen vergüenza, no saben qué preguntar tras ver la película, han perdido la pasión...?
Hay quién ve los festivales únicamente como la oportunidad de pasar una vacaciones cerca del mar, a gastos pagados, como se puede comprobar con gente que pertenece a festivales o directamente con periodistas como el fenómeno de Oscar Peyrou, quien hace críticas de cine sin ver las películas, dejando claro que para él los festivales son solo fiestas, comidas, cenas, habitaciones de hoteles, etc. Y en parte da la razón a la duda de si la pasión se llega a perder con el paso del tiempo y si esa pasión es necesaria o no para ejercer una actividad. Cuando de forma clasista importan más los aderezos que lo que se hace, ocurren cosas como que Ibai es el único acreditado español para entrevistar a Messi, y todos los otros que están acostumbrados a ser los mejores, se han quedado sin su visita a París con estancia en un hotel de 5 estrellas.
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