Captain Volkonogov escaped. Venecia 2021
El cine ruso sorprende cada vez más, y lo hace gratamente. "Captain Volkonogov escaped" se une a otras magnificas cintas rusas con una plasticidad en la imagen y guión similares como son "La fiebre de Petrov" o "¿Por qué no te mueres?".
Los directores y guionistas, Aleksey Chupov y Natasha Merkulova, crean una grandísima película que si no fuera por el título tan complicado de recordar, sería perfecta. Participa en sección oficial del festival de Venecia 2021.
Si tomamos la "Naranja mecánica" y "La fiebre de Petrov" podríamos sacar miles de paralelismos, no solo por el protagonista que interpreta también en esta última película. Para empezar estamos en una Rusia decadente, parece San Petersburgo de 1938 al ver pasar de forma majestuosa un Zeppelin por la ventana. Todos los detalles aquí son importantes, tanto la fecha que nos sitúa en la época, y la palabra Zeppelin que como dicen en la cinta, significa "Dirigible".
Un grupo de funcionarios, entre ellos el capitán cuyo nombre lleva el largometraje, se dedican a torturar a los enemigos del comunismo en una Rusia distorsionada. Llevan un traje rojo, que les transforma en una especie de justicieros sin piedad aterrando a quien les conoce.
Los colores marrones conjugados con el rojo del traje, crea una plasticidad única muy sugerente, acercándose a la encontrada en uno de los capítulos de "La fiebre de Petrov". Los directores juegan aquí con este color marrón grisáceos asimilado a la Rusia comunista, triste y también gris. La combinación del color con un sentido casi obsesivo de los ángulos imposibles para crear simetría en las imágenes, provoca una segregación ilimitada de serotonina en nuestro cuerpo que deseamos que no se acabe nunca, paradójico ya que la cinta tiene una temática triste.
El capitán Volkonogov Bezhal lleva tiempo sirviendo al gobierno, un gobierno que cuando se cansa de sus ciudadanos los asesina, pero para darle un toque justo les hace firmar un papel donde se auto inculpan, tras pasar por las dulces manos de sus torturadores, entre ellos nuestro protagonista Bezhal.
Uno de los días en la oficina, empiezan a llamar uno a uno a los compañeros de Bezhal para una "revisión". Bezhal escapa, provocando una persecución que durará hasta el final de la cinta. En el camino irá visitando a los familiares de los asesinados que aparecen en una lista, para pedir disculpas por haberles torturado. De esta forma descubrirá sus vidas, el cambio que provocó la desaparición de estas personas (hijos, hermanas, madres, padres...) en los que quedaron vivos, y sobretodo, como acepta cada uno la noticia de que sus familiares no eran traidores como decían, y que habían sido asesinados injustamente siendo forzados a firmar la confesión de sus delitos, como aceptan que su patria querida y a la que temen, les ha traicionado.
La cinta aborda un tema tan espinoso como la tortura, pero al hacerlo desde un punto de vista tan aseptico, con personajes claros, precisos, con secuencias brutales, con detalles escalofriantes, la información nos llega en estado puro, llegamos a sentir la brutalidad de la cinta sin melodramas.
La psicología humana es puesta en tela le juicio, viendo que el padre de "un traidor" aceptaba gustoso que su hijo hubiera sido asesinado por traidor. ¿Se puede llegar tener tanto miedo a un régimen como para llegar a pensar así?, la respuesta no es clara, pero algo parecido pasó en países comunistas como la propia Rusia, Venezuela, Korea del Norte, Bielorusia, Cuba, la Alemania nazi...las purgas eran y son frecuentes, y el miedo a ser delatado provoca comportamientos no humanos, no propios de animales mamíferos que somos, convirtiéndonos en reptilianos. La calidad de los diálogos de la cinta provoca una profunda reflexión sobre los regímenes totalitarios que consiguen controlar a sus ciudadanos hasta el límite de asesinar al que no piense como él.
La frase demoledora de "cada pena debe encontrar un delito" justifica que en estos regímenes vasta adjudicar la pena al reo, que los motivos se inventarán después. La idea última es conseguir que la población sean ovejas, sin que cuestionen los actos de los de arriba, al igual que en el libro de George Orwell "1982". Aquí viene a colación el termino Zeppelin, es decir una población "dirigible".
Los directores tienen una forma de rodar soberbia, con secuencias que siguen al protagonista hasta que este continua andando saliendo del plano, o paradojas de mostrar a un grupo de personas bailando encima de las tumbas de sus compañeros. La naturalidad y originalidad también está presente en una obra de corte tan cartabónico, como la corta pero brillante escena en la que el capitán mete la cabeza de su compañero en el ponche y este le escupe. Los pequeños detalles también dan frescura a esta obra, como el mandil escalofriante del verdugo, la paja para absorber la sangre de los asesinados, la mascara antiguas que sirve para torturar...poniendo los pelos de punta cuando entendemos el uso. El paredón ensangrentado y agujereado no necesita interpretaciones, poniendo de punta el mero hecho de que salga en un plano. Incluso en los créditos finales hay originalidad al ponerlos inclinados.
Otra de las originalidades a parte de las impactantes imágenes es el guión, dinámico, directo, rápido, sugestivo, y en ocasiones complicado jugando en el tiempo espacio en la situación en la que el capitán llama a una puerta de un cobertizo y él mismo escucha los golpes tiempo atrás dentro de un edificio.
Soberbias las interpretaciones en general, y en particular del capitán interpretado por la nueva estrella del cine Ruso, Yuriy Borisov, su compañero por Vladimir Epifantsev y el que le persigue durante toda la cinta por Timofey Tribuntsev.
Opinión: 4,7/5
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