Spider-Man: No Way Home. Gaumont Wilson
El director estadounidense Jon Watts dirige por tercera vez una película de Spider-Man, utilizando los 200 millones de presupuesto de una manera soberbia. Qué complicado es hacer sentir emociones tan diferentes en una misma película, y sin parecer pretenciosa. "Spider-Man: No way home" consigue tocar la fibra sensible de las hordas de fans que tiene Marvel y el propio Spider-Man con una realización perfecta durante los 148 minutos, así como traernos de vuelta las nostalgias del pasado, y no desvelamos más.
El Spider-Man de siempre, o no...
Tom Holland vuelve a ser el Peter Parket, pero Marvel, y sin contar los secretos de la trama, no iba a dejar las cosas así, un malo, un bueno y a pelearse entre ellos. Aquí Marvel riza el rizo hasta parecer un laberinto hecho por un borracho, con la incorporación del Doctor Strange, que tiene la capacidad de traer a personas de otros mundos paralelos, es decir, de traer malvados que pensábamos que estaban muertos pero también héroes que pensábamos que jamas estarían juntos. Una maravilla que se ha llevado los aplausos espontáneos y los gritos de quien no creía lo que estaba viendo.
Será por la calidad del guión, lo emotivo de los encuentros, la buenas actuaciones con gente ganadora de premios en Venecia, Berlín o San Sebastián, quizás fue la experiencia Dolby 3D que hace mejorar aún más lo que ya es bueno, pero la verdad es que la película se convierte en una experiencia dinámica donde no se ve el tiempo pasar, además de mostrarnos ideas filosóficas como que la muerte no solo es física.
Cine de Hollywood versión 2.0
Siendo una película de Hollywood tiene todos los ingredientes típicos de estas películas, un héroe, los valores de la amistad, de la diversidad, de la familia, el perdón, el humor inocente, etc. Pero esta cinta, sin salir nunca de lo políticamente correcto, nos habla del miedo al olvido, el pensar que nuestros seres queridos nos olviden, perdiendo así todo vínculo con ellos, comparable al miedo que debe de dar a un YouTuber perder sus 400.000 seguidores o a un famoso de las revistas del corazón no volver a salir en la televisión balbuceando incongruencias. Ese miedo a perder lo construido con esfuerzo: parejas, amigos, familia...llegando a un punto en el que esta película toca una temática que pareciera el libro de Dickens "Cuento de navidad" cuando se visitan los 3 tiempos: pasado, presente y futuro, viendo como sería la vida de la gente si el protagonista no hubiera existido. Realmente emotivo.
La verdadera "fraternité française"
Otro de los verdaderos valores de esta cinta es sin duda llenar salas, en el día de su estreno el 15 de diciembre, miércoles, ya había una gran cola de gente esperando desde las 10:15 para entrar al cine, con sesiones al mismo tiempo en sala normal y Dolby 3D, con salas con el cartel de completo en varias sesiones. Esto es una maravillosa noticia para la distribuidora de la cinta Sony, y para el resto del cine, en este caso de Francia. Gracias al taquillazo de esta cinta, millones de euros irán directos a la CNC que podrá reinvertirlos en producciones de documentales, películas de ficción o animación, incluso en cortos realizados exclusivamente en YouTube. Es decir, que ir a ver cine, no importa el que sea, ayuda al propio cine. La idea de ir solo a ver cine independiente porque es el interesante y hay que ayudar a la industria, no es forzosamente correcta en la coyuntura francesa.
En otros países las grandes producciones de Estados Unidos ayudan a las salas de cine, y al gobierno central que recupera el IVA, quien después reparte alguna migaja con las organizaciones que dan ayudas a la industria del cine, en el caso de España el ICAA.
¿Valorar o repudiar al público?
Ojala llegue un día en el que haya colas por ver películas de cine independiente, igual no a causa de los "incultos" espectadores, igual es que los directores de cine independiente no piensan en el público, lo consideran muy básico y que solo quieren ver películas de superhéroes. Pero si los productores o directores de cine independiente valorará un 10% al público como lo valoran las producciones de Estados Unidos, quizás harían películas en donde la gente, no ya haga colas por entrar, sino que no se salgan en masa como ha pasado en varios cines de España o Francia con producciones "demasiado intelectuales para ser comprendidas por el mundano público". El peligro de esto es que el espectador tendrá miedo la próxima vez de pagar sus 7 euros por ver una película de la que igual se sale, por lo que optará en gastar ese dinero en una cerveza, habiendo perdido un cliente amante del cine y que encima se siente "maltratado" . Este tipo de cintas no paran de ganar premios en festivales, pero si la idea del cine es transmitir, llegar, esparcir el mensaje, no deberían quedarse solo en informar a los miembros del jurado, deberían aprender en cierta medida de Spider-Man y dar un poco de lo que pide el público.
Resumiendo, "Spider-Man: No way home" no solo nos entretiene de forma brillante, sino que nos da una lección de la importancia del público, dispuesto a saltarse clases de la universidad para pasar frío delante de la puerta del cine y ser uno de los primeros en ver la película, eso es la pasión por el cine. Esa pasión que esta cinta debería enseñar a muchos que la miran con desdén y desde la lejanía, pero que beneficiaría a todo el mundo.
Opinión: 4/5
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