Kung Fu Zohra. ROTTERDAM 2022

La ganadora de la sección "Big Screen" del festival de Rotterdam IFFR 2022 es una película francesa de Mabrouk El Mechri, quien ya hizo "Virgil" sobre boxeo, o "JCVD" sobre la vida parodiada del famoso belga experto en artes marciales Jean-Claude Van Damme.

Huir a Europa buscando la libertad

En esta ocasión el Kung Fu es una excusa para hacer el tema más atrayente y menos espeso. La vida de Zohra (Sabrina Ouazani) es la de una tunecina a la que la cultura de su país la tiene oprimida, sin poder hablar con hombres que no sean de la familia. 

Un buen día un hombre, Omar (Ramzy Bedia) aparece en la tienda de la familia, la casualidad hace que terminen hablando y ella viajando a París para vivir con él, en busca de la libertad que su país no le daba.

Hasta aquí todo bien, las risas entre la pareja son frecuentes, los buenos gestos, los besos, etc., hasta que los celos de Omar hacen que mire más a los hombres que miran a su mujer que a su propia mujer. Esto tiene consecuencias nefastas para la relación y lo que antes eran caricias ahora son "conjuntivitis". Con el embarazo de Zohra, la posibilidad de escapar se vuelve complicada.

Humor para pasar un mensaje social

El director trata de una forma magistral un tema escabroso, que a veces se ha llevado al cine con una velada crudeza que hacen que el público termine evitando películas que tratan estos temas de forma demasiado directa. El humor es una pieza clave en toda la trama, desde la falta de comunicación con personas de otros paises a la sorpresa de los protagonistas por los progresos de Zohra. 

El Mechri utiliza el humor para hacernos tragar mejor la píldora de los maltratos en la pareja. La pasión de ella por escapar de esa situación de sometimiento la hace llegar a aprender Kung Fu. 

La primera parte de la cinta tiene frecuentes cortes rápidos para pasar de una escena temporal a otra situándonos rápidamente en un tiempo donde la hija tiene 6 años, y la relación con el marido ha ido deteriorándose. 

Matices para definir una relación

Lentamente vemos el paso del tiempo, de la decadencia física y mental de Zohra que se contraponen a la energía que su nueva pasión por el Kung Fu le aporta. En esta segunda parte de la cinta el espectador se toma su tiempo para comprender una situación ajena, con matices, las escenas parecen repetitivas aunque no lo son, es la cotidianidad de una vida normal donde los acontecimientos no son blancos o negros de la noche a la mañana. La fantasía de aprender un arte marcial secando un coche durante 10 minutos de metraje, no tienen cabida en una cinta que pretende contar la realidad. Aquí Omar sabe que si tiene una pelea con su mujer, gane él o ella, el que seguro que irá a la cárcel es él, donde Omar es agresivo con su mujer pero tierno con su hija, donde la falta de denuncia por maltratos complican los papeles del divorcio...

La película nos abre un mundo interno particular de esta pareja que no tiene por qué parecerse al de otras en la misma situación, pero que nos dan una idea de lo que ocurre, y como la hija ocupa una posición principal en esta partida de ajedrez psicológica en que se convierte la convivencia entre adultos. 

Homenaje a Bruce Lee

Los pequeños detalles como la aparente falta de acción del agente de seguridad cuando una chica es acosada por un grupo de chicos, y los motivos por los que no toma partida, dan un nuevo punto de vista a reflexionar. También para pensar y admirar las peleas de Kung Fu donde los zooms imposibles, gritos infinitos y gestos míticos, nos recrean el aroma de Bruce Lee y sus películas.

Una cinta con interpretaciones creíbles, que nos hacen querer "partir la cara" a Omar en varias ocasiones, consiguiendo el objetivo de meternos en la piel de Zohra. La relajación con la que el director nos cuenta el día a día y las estratégias de la pareja para hacerse daño nos hacen cómplices poco a poco de sus vidas, consiguiendo que valoremos los breves momentos de Kung Fu, que por escasos son deseados.

Opinión: 3,7/5