As Bestas. CANNES 2022
Rodrigo Sorogoyen compite en Cannes fuera de concurso (Cannes Première). La sala estaba llena deseando ver la nueva obra del genio español y es que Sorogoyen es indiscutiblemente el nombre de director español, tras Almodovar, que más se escucha en Francia.
Entre "El reino" y "Madre"
Su cine entusiasma en el país galo, en particular desde "El reino" donde dejó con la boca abierta a españoles, franceses y resto del mundo. Con "Madre" confirmó que estaba hecho para las salas francesas, con estimaciones de que recaudó más en Francia que en España. Al igual que en "Madre" en "As Bestas" el idioma francés y los franceses están en ella y tienen un papel protagonista. Es curioso ver la creciente importancia del país galo en el cine nacional, con protagonistas franceses en cintas como "Bora Bora" de Albert Serra en competición oficial este año, o "Mi vacío y yo" de Adrían Silvestre que participó en Rotterdam.
La nacionalidad gala de los protagonistas, Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Foïs) juega un papel tan importante que llegan a utilizarla como medio de conversación y relectura del pasado. La contrapartida española está por lo que es sin duda el pilar de esta cinta, un oscarizado, palmeable y goyable Luis Zahera que hace de Xan. Lo de Zahera daría para otra crítica únicamente hablando de lo que ha hecho este hombre, algo inaudito imposible de imitar, que si bien por la buena dirección de Sorogoyen o porque el gallego es un maestro, nos hace quedarnos pegados a la pantalla.
La importancia de la empatía
El guión escrito por Rodrigo Sorogoyen e Isa Peña ahonda en la rivalidad, no de dos países, sino de dos formas aparentemente diferentes de ver la vida: el respeto al medio ambiente, o el respeto a intentar ser felices. La coyuntura que nos muestra la cinta reflexiona sobre la decadencia que consiguen los principios inamovibles, los principios que hacen olvidar tener empatía por el resto de vecinos. Una de las conversaciones del bar, con una botella de vino muestra con perfecta brillantez este aspecto de la empatía humana, de ponerse en la piel del otro para comprenderlo y, quizás, evitar hacerle daño.
El odio, la envidia, la arrogancia de creerse superior ante un hombre con deficiencias, el miedo a perder a los hijos o a los padres...está retratado con elegancia y muchas imágenes contemplativas. Acostumbrados al dinamismo trepidante de "El reino", con esta nueva película el espectador puede salir pensando que acaba de ver otra película francesa, y eso es lo que parece pretender el director, coquetear con el cine galo para hacer algo parecido a lo que hacen ellos.
En lo que respecta a la reacción del público francés, la cinta fue bien acogida, aunque la casi constante frialdad de ciertos personajes hacen flaco favor a la imagen de la región o del país, con comentarios de "si que son acogedores los españoles". Quizás en el ambiente sombría en el que se desarrolla la película no parece destacar ningún carácter especialmente alegre o amable, aunque los hay.
Aldea cosmopolíta
El mezclar tres idiomas, Gallego, Español y Francés hace de la película más alegre y cosmopolita, dentro de lo que se puede ser en un pueblo de 9 casas. El toque gallego y las excesivas imágenes de los montes, vendiendo sin tapujos que la zona es fantástica para hacer senderismo, tiene un cierto aroma a promoción encubierta más digna de Woddy Allen. Las bellas imágenes están salpicadas, a veces ,con música de intriga, sin que el guión tenga ningún elemento de tensión, esto descoloca al espectador que se prepara para un desenlace de secuencia revelador, sin que al final haya nada impactante.
Una gran película que parece que tendrá buena acogida, pero especialmente bien recibida en Francia, donde Sorogoyen ya se ha hecho un lugar para quedarse, y aún más, tiene un lugar casi asegurado en las próximas ediciones de Cannes.
Opinión: 3,5/5
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