El agua. CANNES 2022
"El agua", que compíte en la Quincena de los realizadores, añade un punto mágico parecido a "Atlantide", y con el momento discoteca incluido.
Actores no profesionales, un acierto
Una fuerte apuesta de su directora, Elena López, por contarnos esta historia con actores no profesionales (excepto Nieve de Medina y Bárbara Lennie). La realidad es que las diferentes formas de actuar pueden llegar a "chirriar" a veces, viendo una especial soltura tipo documental en los jóvenes y resto de actores, mientras que la seriedad profesional de un actor queda como falsa, no porque lo sea, sino por la comparación.
La destreza de la directora es indiscutible, con una imágenes que llegan a meter al público en el guión, aunque lo saca poco después con las imágenes grabadas del móvil mostrando las inundaciones que hubo en Orihuela. Quizás Elena quería ser original, pero no llega a pegar bien que sin una explicación previa, haya un cambio tan brusco de estilo. A lo largo de la cinta hay otro cambio de estilo, el de las entrevistas a mujeres de la zona hablando de las inundaciones y cómo las mujeres tenían que morir para salvar a la comunidad. Estas entrevistas, al ser repetitivas, hace que el espectador se habitue, y lo asimile como algo natural, al contrario que con las imágenes de los móviles.
En el detalle está el éxito
Los pequeños detalles dan peso y consistencia a la cinta, entremezclando la realidad y la ficción, como por ejemplo con unos tatuajes que parecen reales, aunque en otros momentos estos detalles llegan a ser excesivamente largos como pintando las palomas.
La idea de dejarnos con la duda sobre si la obra se creó a raíz de las inundaciones, o antes, o fue coincidencia, crean un debate interno en el público. Con algún fallo de guión con respecto a la lluvia y la inundación, sin que quede explicado, el espectador se encuentra al final con un sabor de boca agridulce, sin saber muy bien qué significados ocultos hay tras la cinta, o si la culpa es del propio público que no entiende por falta de cultura.
Las relaciones entre las tres generaciones: hija, madre y abuela de la protagonista, crean un triumbirato en donde, como en una fila de piezas de dominó, una va callendo en los errores y aciertos de la anterior, demostrando que la diferencia de edad no nos hace tan diferentes al final de cuentas.
La edad sí está presente a la hora de escapar, el sentimiento de volar, de fluir como el agua, de encontrar nuevos horizontes dejando todo el pasado atrás, puede sentirse en esta cinta, al igual que pudimos ver en innumerables cintas como otra de la misma sección "L´Envol".
Opinión: 2,7/5
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