El triángulo de la tristeza. CANNES 2022
Los "nórdicos" vuelven a demostrar que están en otra liga en esto del cine. Dinamarca, Noruega y Suecia marcan las pautas de un nuevo cine, alejado de las miradas estrechas de las modas actuales y del Dogma, y que fue efímero precisamente por ello.
El director sueco, Ruben Östlund, consigue que el público interrumpa con aplausos hasta en 4 ocasiones en la sala de Debussy del festival de Cannes, lo nunca visto este año, sumándole vítores al final del pase.
La obra más impactante de lo que vá de festival y posiblemente del año. La perspectiva, la plasticidad, los movimientos de cámara circulares y recorridos milimétricamente medidos, hacen de la obra fácil de ser consumida con los ojos. El humor y las situaciones surrealistas crean un ambiente de incredulidad, que a la vez se mezclan con imágenes tremendamente duras, sin que el espectador sepa exactamente a qué atenerse en los próximos minutos.
Un inicio en una agencia de modelos masculinos, donde el presentador les pide que muestren cómo posar para Balenciaga o para H & M, uno serio, el otro riendo, uno caro, el otro barato. Los favores sexuales que los modelos hombres deben ofrecer en el mundo de la moda también salen a relucir, haciendo hincapié en como los que tienen poder sacan provecho de ello.
A partir de aquí la locura inteligente, girando en torno al dinero, hará las delicias de cualquiera que vea la cinta. Discusiones sobre quien paga una nota de restaurante, con minúsculos gestos faciales que consiguen transmitir sin sobreactuar, la sutileza y la seriedad son una fuente de inspiración para el mensaje principal de la cinta: la revolución del proletariado y la importancia del capitalismo.
Dividido en varios capítulos, el director surfea con distintas técnicas de humor, desde la escatologica (pero grabada con elegancia y finura), hasta la absurda más propia de los Monty Python. La sabiduría de utilizar el humor como un botón nuclear al que apretar para crear dinamismo y transmitir el mensaje, es utilizado constantemente por el cine nordico. Ejemplos de este humor irreverente está en "La peor persona del mundo" de Joachim Trier, "Otra ronda" de Thomas Vinterberg, o "Riders of justice" de Anders Thomas Jensen.
El karma y la hipocresía se ponen sus mejores galas para pasar a escena con discusiones que provocaron carcajadas incontrolables, con discursos que valoraban las bondades infinitas del capitalismo y las del comunismo (o mejor dicho, del Marxismo).
Con un reparto en el que resalta el nombre de Woody Harrelson, pero resaltando especialmente las actuaciones de Harris Dickinson (Carl) y Charlbi Dean (Yaya). La pareja están en la cima del mundo de una manera falsa, mostrando su exterior en las redes, pero sin llegar a generar las ganancias necesarias para pagarse lo que les regalan las marcas por ser influencers.
La vida real muestra que para ser millonario hay que trabajar con mierda o armas. La sorpresa de un ciudadano de la ex URSS volviéndose el más capitalista del mundo, o un millonario estadounidense siendo Marxista, son algunos de las contradicciones que nos presenta Ruben.
El karma, como decíamos, juega un papel primordial, no ya por la temática de las armas, sino de la mierda, que juega una de las secuencias más escatológicas jamás vistas en el cine, y que toca especialmente al "rey de la mierda". La revolución empezó llenando todo de excrementos, pero continuó con una perspectiva que muestra la importancia de elegir a un buen gobernante, el dirigente en cada sitio depende del sitio, y no siempre uno es el poderoso, no todo es dinero si las circunstancias son adversas. Los sueños hechos realidad por la necesidad es algo que cuesta perder, y ahí está uno de los puntos claves que quedan abiertos en la cinta, los cambios de estatus sociales y el mantenerlos.
Una maravilla de análisis humano, contando sus miserias, sus ansias de dinero y su sumisión por necesidades básicas. El racismo, la homosexualidad, los abusos de poder, el machismo, todo está de una forma u otra retratado en esta cinta, y todo con humor, dejando claro que con inteligencia se puede hacer humor de todo.
Opinión: 4,7/5
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