Mamacruz. SUNDANCE 2023

 Kiti Mánver es la protagonista absoluta, Cruz (o Mamacruz como la llama su nieta), una mujer que llega a los 75 años con mucho amor a Dios, pero también con mucho que darse a ella misma. 

Descubrimientos a los 75

Con producción de Pedacos film, la directora venezolana Patricia Ortega nos muestra parte del alma humana con planos indirectos, tímidos, con sombras, con reflejos, con videollamadas, con ausencia de imágenes. La relación de posesión de una madre por querer estar cerca de su hija que está lejos persiguiendo un sueño, los sueños perdidos que añora Mamacruz por el paso del tiempo, las oportunidades de disfrute por estar en "otros tiempos", la ausencia de pasión en la pareja o el exceso con esculturas de madera, lo beato y lo prohibido. Patricia tiene una mano magistral para llevarnos por el filo de la dualidad y la moral, por este arcoíris de sentimientos sin dejar de mantener una tensión constante en la cinta que la hace muy agradable y facil de ver.

Reivindicaciones con la cabeza y no con el puño

Al igual que el inspirador discurso de Petra Martinez en los premios Feroz 2022, donde reivindicó sin tapujos la diversión con el cuerpo a cualquier edad (min 4:25). En "Mamacruz" se pone de manifiesto este tema desde un punto de vista calmado, lógico, desde el amor y la vergüenza, hasta llegar el punto donde ya no hay más retorno. Sin reacciones forzadas, ni puños levantados, las reivindicaciones en esta obra son hechas de forma inteligentemente sutil, lo que hace que cale más en el espectador.

La belleza de la imagen ayuda a que esa sutileza se transmita, la multitud de ambientes interiores, cerrados tanto en las casas como en la iglesia, no ahogan la cinta, haciendo que gracias a esos planos indirectos y lejanos, el espectador respire desde la distancia. Estos espacios cerrados son la base de lo que se quiere contar, ya que es donde se puede practicar lo que está a punto de descubrir la protagonista, donde uno puede ser uno mismo sin estar expuesto a las inquisidoras opiniones de las vecinas en la calle, y dónde, como se muestra en el plano final, se puede encontrar la luz.

El hombre: un ser inservible

El hombre en esta cinta tiene un papel que diríamos terciario, no parece servir para nada, un filón que comienza a desgastarse tras ser utilizado en muchas de las últimas cintas (con más o menos acierto) como "Cinco lobitos", "Las niñas", "Cerdita" o el abuelo de "Alcarras". Unos hombres que parecen un estorbo para la sociedad, no saben hacer nada solos, parecen orangutanes en las discotecas, no defienden a su hija, o los engañan. En este caso el tedio del tiempo ha desgastado una relación que parece muerta, en donde los placeres de la cama podrían revivirla, pero ya hace tiempo que ese tren pasó, al menos para él.

Una muy buena cinta de una directora venezolana, uniéndose así a una hornada de directoras como Mariana Rondón ("Pelo Malo") o Anabel Rodriguez Rios ("Érase una vez en Venezuela"). Y al igual que algunas de ellas, Patricia también vive fuera de Venezuela, en Argentina, y esperemos que también, al igual que algunas de ellas, llegue a conseguir un gran premio en un festival de cine de categoría A.