El corazon de la luna. MALAGA 2023
¿Somos hormigas en un mundo deshumanizado?, esa es la base desde la que parte el director peruano Aldo Salvini.
Un mundo inhumano
Desde el inicio de su cinta vemos hormigas humanas, cargando sacos a la espalda, corriendo, adelantándose, como si quisieran llegar las primeras al centro del hormiguero.
No vemos su cara, solo sus pies, sus movimientos, su espalda, hasta que después de un buen tiempo vemos el rostro de una mujer mayor.
El quedar desvinculado de una sociedad está perfectamente retratado con lo poco productivo del trabajo de M:(nombre que no necesita abrir la boca para pronunciarse), la protagonista, quién su trabajo de cargar sacos de patatas solo le alcanza para pagar la comida.
¿Hablar?, ¿para qué? Esa desvinculación le hace crear un universo propio, humanizando a una hormiga mascota, o “hormigueandose” ella para hacerse su amiga. Primer síntoma para el público de que algo ocurre en su imaginación extremadamente creativa. Por el momento, el espectador no ha escuchado una sola palabra, en realidad existe una gran falta de ubicación intencionada, donde el escenario pareciera Tokio, o una de las calles de "Blade Runner", con carteles de neones en calles húmedas donde la gente come sentada en banquetas. La falta de este diálogo nos recuerda a la mítica cinta de Juanma Bajo Ulloa, "Baby" el espectador quiere que no se hable, que continúe ese ejercicio de arte gráfico y sonoro, esto ayuda a entender la relaciones entre la protagonista y la hormiga, o un robot que encuentra. Acostumbrados a los vacíos diálogos de las cintas de Hollywood, donde el protagonista debe de decir frases para aclararlo todo, aquí no, el espectador debe aclararse en su cabeza, y llegar a las conclusiones que su mente le permita. Los colores vistosos, utilizando quizás algún tipo de filtro, hace resaltar la belleza de las imágenes, en ocasiones incoherentes (como por ejemplo son los bailarines con machetes), y aumentan la atención en el film que podría disminuir la falta de diálogos. Estos colores, azules, marrones, amarillos, estan siempre presentes, hasta el extremo de que los ojos del robot que aparece, son dos focos verdosos.
Sin olvidar la excelente música compuesta por la artista Karin Zielinski, que obliga a más de uno a buscarla tras la película para poder seguir escuchando está bella música.
Cine "made in Peru" Un robot en una película la convierte en una cinta fantástica, muy de moda y que se agradece, en el cine peruano. Pareciera un sello del cine de Lima, en contraposición con un cine más autóctono, tradicional, del cine hecho en regiones. Claros ejemplos del primer grupo son "Tiempos futuros", o "Lina de Lima", mientras que de los segundos tenemos a "Pakucha" o "Manco Capac". El ambiente de fantasía se logra también por la acertada elección de planos desde arriba, donde el dron gana importancia. Los colores grises del cementerio unidos a los del cielo de Lima, con su eterno color "panza de burro", unido a la arquitectura cuidadosamente seleccionada (túneles, puentes, paradas de buses iluminadas...) hacen que el público se sumerja rápidamente en este nuevo mundo, donde hay espacios que se vuelven familiares al aparecer en la vida de M: todos los días. La fantasía de los acontecimientos permiten al espectador que permanentemente se pregunte qué significa todo esto, qué es lo que está viendo, a dónde quiere llegar el director. Para todo ello hay dos respuestas, el propio guión con un final apoteósico, uniendo todos los posibles cabos sueltos. Y también la actuación de la actriz Haydeé Cáceres, quien con su brillante actuación nos hace preguntarnos dónde estaba antes esta mágnifica actriz. Una actuación en un film de 80 minutos, en donde no se habla, requiere una preparación por parte de la protagonista que no parece sencillo. Más aún cuando los primeros planos que existen podrían mostrar fallos en esa interpretación. Cáceres "borda" el papel de una anciana alejada de la realidad, y nos transmite a la perfección su personalidad, sus miedos, sus traumas, sus filias,...y todo sin hablar!, una maravilla de trabajo.
Grande vs Pequeño La comparación entre lo grande y lo pequeño es otra de las partes importantes, no ya en el oftalmólogo donde las letras pequeñas y grandes muestran claramente la diferencia, sino que los mejores amigos de M: son una hormiga y un robot enorme. O llegando más lejos en lo que demuestra esta cinta, el tamaño de la propia obra y los nombres de directores donde tenemos, por ejemplo, a uno grande como el japonés Ryüsuke Hamaguchi, quien en su "Drive my car" en donde la gente definió como imágen maravillosa la de sacar las manos fumando por el techo del coche, mientras que estrellas escondidas y más pequeñas en los festivales internacionales de clase A, como Aldo Salvini (y muchos otros) muestran POESÍA (si, en mayúsculas) en unos pies colgando de un banco de una parada de bus, en donde uno pierde un zapato. Quizás el momento más icónico del festival de Málaga 2023. Sin duda, una obra casi perfecta (incluso en su duración, solo 80 min), con fragancias referenciales a "La vendedora de rosas", "Baby", "Blade runner"...donde la sutileza es extrema desvelándose al final, con un coraje abrumador de un director que ha apostado por algo arriesgado, diferente, que sale de lo normal para despertar el público de dramones, comedias vacías o super heroes con tableta de chocolate y pelo sedoso. Aquí la heroína es M: y sus amigos una hormiga (sin el título de hombre-hormiga) y un robot de cartón piedra que no puede volar, pero que consigue algo mucho más importante, hacer volar nuestra imaginación. Opinión: 4,5/5
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