Tenéis que venir a verla. SAN SEBASTIÁN 2022
Jonás Trueba nos da siempre la oportunidad de, o bien sentirnos prodigiosamente inteligentes por entender sus películas y que nos gusten, o sentirnos no aptos para un nivel intelectual tan alto y que no nos gusten en absoluto sus cintas.
Sus películas, incluidas esta, carecen del dinamismo mínimo para hacer que la gente en general pueda gustarle sus cintas, dejando un gusto desagradable tras haber gastado 7 euros en algo, que solo los "entendidos" o afines por uno u otro motivo, pueden llegar a disfrutar. Esta falta de dinamismo está también presente en el cartel, con el guiño intelectual de poner "duración 1 hora", tras la 3 horas de la última "quién lo impide". Que la película compita en "Película de comedia" en los Feroz, casi parece una burla a los espectadores, que consideran más gracioso que esta cinta esté en esta categoría, que el humor que se puede encontrar en la propia cinta.
Si con su anterior cinta llegó a las 3 horas, en esta nueva entrega solo tenemos 62 minutos de, para algunos pedantes, para otros personajes profundos, interpretados generalmente por los mismos actores que suelen estar en las producciones de Jonás Trueba ( Itsaso Arana o Francesco Carril ), vemos a los protagonistas dar lentos paseos, tener comentarios "ingeniosos y naïf" o recitar a escritores "profundos". Para algunos está cinta podrá ser un alivio puesto que habrán ganado ya 2 horas de felicidad. Las interpretaciones son poco naturales, insulsas, con una trama inexistente y olvidando por completo al espectador. El grabar cómo dos personas tienen conversaciones interminables sobre temas pseudo-profundos, si no eres Emmanuel Mouret, puede ser visto como un revolucionario innovador por unos, o un pedante cansino por otros.
Una pareja que va a visitar a otra con la excusa de ver su nueva casa, aprovechan para dar un paseo y hablar de libros, la película acaba.
No llegamos a entender, o sí, la necesidad de películas como esta, más allá de ser veneradas por la prensa especializada, que en ocasiones parece totalmente ajena y despegada del público, en contrapartida este, el público, también lo está de dicha prensa. Mientras unas producciones están interesadas en desalojar al público de las salas, centrándose en ganar los concursos necesarios y el beneplácito de Filmin para llegar a cubrir gastos y ganar dinero, otras intentan ser fieles a la idea de llenar las salas.
Pareciera un boicot de estos directores al cine actual, o quizás es una especie de ensayo hasta que den con la película perfecta, pero la verdad es que su fama se basa en los rankings, festivales o certámenes del país vecino, Francia, ya que Jonas Trueba estuvo nominado a los César hace unos años, o en las listas de mejores películas de la prestigiosa revista Cahiers du Cinémas. Pareciera que si los que saben de cine (Francia) dicen que es buena, será que es buena, olvidando que un país que no hace eso, la propia Francia, le va bien precisamente por no aplicar prejuicios, cree y le gusta lo que ve, sin que se lo tengan que decir entendidos de otros países.
La virtud de Jonás Trueba con esta cinta es la de animar a cualquiera a hacer una película, si el resultado es el que vemos en la pantalla. Un verdadero torpedo en la flotación de las salas de cine, no ya por una mala crítica(que igual no influyen tanto) sino por qué la propia película puede "sacar" a un espectador del cine, un espectador que tras pagar 7 euros estará tan enojado que hablará mal de dicha película, y esto hará que muchos potenciales espectadores a su alrededor no vayan. Aún así, igual es mejor no criticar mucho, por si lo que decían en "Gora Automatikoa" sobre el clan Trueba es cierto.
Opinión: 1/5
Comentarios
Publicar un comentario