Tatami. VENECIA 2023
Una obra maestra en todos los sentidos, "Tatami" utiliza todo lo que está a su alcance para golpearnos el alma sin pasión.
¿Cómo una historia que casi ocurre por completo en un polideportivo, puede haber llegado a hacernos volar a Irán cada vez que no se hacía lo que se debía hacer?. Una magnífica puesta en escena de los directores Guy Nattiv y Zar Amir Ebrahimi, quienes con aparentes recursos limitados, consiguen que el espectador se quede clavado a la butaca desde el primer segundo que ve la ciudad de Tiflis desde el aire.
El nombre del film hace referencia al lugar donde se practica el judo, en el film estamos en una competición mundial donde los países van a empezar a competir por el oro. Entre esos equipos está Irán, en particular su mejor atleta Leila (Arienne Mandi) quien es entrenada por Maryam ( Zar Amir Ebrahimi, si, la propia codirectora y protagonista de la aclamada "Holy Spider"). El judo está también en el formato del film, con una pantalla formato 4:3 simulando y haciendo homenaje a la forma del Tatami.
Criticar a otros, pero antes, autocrítica
El problema en todo el film es el odio que tienen los gobernantes de Irán al país Israel, queriendo que ese mismo odio sea transmitido al resto de la población, quienes no parecen compartirlo. Los pequeños detalles como la conversación entre Leila y la contrincante israelí muestran que no hay odio. Esto nos presenta la hipótesis de si es posible que, a otra escala, los gobiernos de otros países están inculcando odio a su población, haciéndoles creer que odiar es lo normal. En este odio institucional, como en Irán, cabe hablar quizás del odio que se procesa en muchos países europeos por motivos diversos: contra los hombres por ser "unos violadores", contra los que no son de una región de un país, contra los que no comparten las mismas costumbres o religión. Estos odios "made in occidente" que algunos políticos y políticas parecen externalizar, haciendo o pretendiendo que la mitad de la población tenga miedo de la otra mitad. Esta cinta no debería poner el poder pretencioso de juzgar a un occidental sobre el tema en Irán, sin primero juzgarse a sí mismo. Al igual que en la cinta, los ciudadanos se resisten a compartir el odio, en el caso de Leila bailando sin velo en una discoteca de Irán o desobedeciendo las órdenes de los gobernantes.
Paralelismos entre occidente e Irán
La ira de un gobierno que no dudará en machacar públicamente la imagen de quién sea que le lleve la contraria, hablamos de la película, no de la actualidad occidental. En Irán, un país a todas luces que menosprecia a las mujeres hasta puntos que la representante de un país en los mundiales tiene que pedir permiso a su marido para poder salir del país. La paradoja es, ¿qué pueden hacer los países occidentales sobre el tema?¿arreglar primero sus propias locuras internas?. En la cinta vemos cómo la organización pretende ayudar a la concursante desentendiendose de la familia que queda aún en Irán. La bravura de la protagonista está en decir y hacer lo que nadie quiere oír, llamar al estado lo que nadie se atreve a decir por el miedo al propio estado, revelarse y ser un refugiado político toda la vida. En los países como Irán uno es exiliado, en occidente la gente vota con los piés, en ambos casos la huida es hacia países con más libertad y menos fanáticos.
La realidad supera la ficción
La paradoja entre Israel e Irán llega al extremo de que los propios codirectores son cada uno de un país, Guy Nattiv es israelí y Zar Amir Ebrahimi exiliada Iraní viviendo en Francia. Vemos en esto muchos paralelismos a la propia historia de la cinta que nos hace replantearnos si el odio de un estado hacía parte de su población es beneficioso a la larga. En el caso del film , con su final épico, conseguimos darnos cuenta de que el resultado es el enfrentar, literalmente, a unos ciudadanos de un mismo país, entre ellos.
La narración (al estilo Oliver y Benji) tiene parte de la culpa de la tensión creada, la fuerza de la mirada de Leila ayuda a entender la rabia que la carcome. Una cinta, otra más, sobre la situación en Irán. Esta obra es más directa, con menos sutilezas al estar rodada por gente que no será encarcelada a su vuelta a Irán, como ocurre en algunos casos (Mohammad Rasoulof, Panahi, Mohamad Rasoulof o Mostafa Ale Ahmad). La excelente producción entre Georgia y EEUU pondrá en el foco de atención el país euroasiático dentro del cine del 2023.
Opinión: 4,4/5
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