Productoras de cine, artículo. SEMINCI 2023
Dentro de la determinación por fomentar la parte industria en el festiva de cine de Valladolid, el pasado 22 de octubre hubo varias mesas donde productores, entre ellos algunos que pertenecían a la academia del cine europeo, mostraron su visión en el el Museo Herreriano de Valladolid.
Asistimos a la segunda del día, titulada Grandes productoras del cine de autor.
La sesión vespertina ha tenido como protagonistas a dos mujeres, ambas productoras, Ada Solomon y Andrea Queralt, bajo la moderación de Carolina Martínez. Y la pregunta ha caído por su propio peso: ¿en qué se fijan las productoras para apoyar una idea?
De una u otra forma, ambas invitadas coinciden en la motivación del autor. «La primera consideración cuando recibo una propuesta es el porqué. La razón, el mensaje de la obra. Me parece mucho más importante que la historia en sí, porque al final la historia depende de cómo se cuente», ha afirmado Solomon. «Creo que un pensamiento, un poco de conciencia que surja en las personas que han visto una película, pude contribuir a mejorar algo, como la propia vida de esas personas. Y yo ahí, como productora, tengo un deber. Es mi contribución”.
Andrea Queralt ha puesto el acento en la distinción entre realizador y cineasta. Para ella, no son sinónimos: «Realizadores hay muchos. Cineastas, no tantos. Los cineastas se plantean la necesidad de hacer una película? ¿Cuál es esa necesidad, más allá de querer ir a festivales, etc.? Para mí los cineastas no son solo personas; son mucho más; son como casas encantadas ambulantes». En esos casos, la labor del productor se convierte en una forma «de participar en el íntimo proceso creativo de estos autores».
De una u otra forma, y según las características del proyecto, la productora puede ser una pieza más del equipo cinematográfico, como ha resaltado Andrea Queralt, o como «el respaldo de la silla del director», en palabras de Ada Solomon. La productora (rumana de nacionalidad, europea por actividad), ha explicado que la índole de su trabajo es más de apoyo: «Mi creatividad es más para sostener la visión del cineasta, no para modelarla. Si haces eso, sobre todo con los principiantes, puedes destruir un material tan frágil como es su proceso creativo».
Coproducciones internacionales
La cuestión se complica en el caso de las coproducciones internacionales porque, como han asegurado, lo que puede funcionar en un país puede que no lo haga en otro. Además, la labor no se restringe a la cuestión económica. Según Queralt, «el viaje de una coproducción no es solo físico, sino también mental».
La española ha reconocido que cuando un filme se plantea desde la coproducción internacional tiene también una ambición transfronteriza en cuanto a su distribución, mientras que para la rumana es, además, una cuestión de números: «En un país tan pequeño como Rumanía es prácticamente imposible encontrar financiación para cubrir los gastos de producción sin salir de las fronteras».
Respecto a las posibilidades posteriores de distribución, ambas ponentes coincidían con sus colegas de la mañana: «Cualquier forma de aportar visibilidad a un proyecto es bienvenida».
Fuente: Seminci.
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