El rey de la semana. MEDINA DEL CAMPO 2024
David Pérez Sañudo parece estar patrocinado por la oficina de turismo de Burgos, todos o casi todos de sus últimos cortos están rodados en la ciudad del Cid Campeador, y con “El rey de la semana” volvemos a ver (poco) la ciudad castellana. No es de extrañar que participe en la competición nacional de Medina del Campo, pero también en la de Castilla y León, la cual, este año 2024 está teniendo un nivel que nada tiene que envidiar a la nacional.
Nacho Sánchez, otro castellano, abulense, interpreta al protagonista que está en un grupo de apoyo para poder ligar, o subir la autoestima. Con frases de autoayuda como en “El año de la garrapata” en donde la gente se gritaba que son la hostia, aquí intentan motivarse para que el fin de semana siguiente consiguan poner en práctica las enseñanzas del “sensei” del ligoteo, y poder lograr así la preciada corona del rey de la semana, es decir, el más ligón.
Nacho es experto en interpretar personajes macabros o psicológicamente peculiares, ya lo vimos con la serie “Doctor Portuondo” o en “Mantícora” del director que está últimamente en boca de El País. La maestría del joven actor no provoca estar en una constante tensión, pidiendo al protagonista que lo deje, que se vaya a casa, que nada bueno puede pasar si continúa. Una deliciosa tensión, sobre todo en su trama final, que a pesar de los 30 minutos, el tiempo pase más rápido de lo que parecía en un principio.
El corto se extiende innecesariamente hasta los casi 30 minutos, en donde vemos interminables secuencias de bailes, pero también naturales conversaciones en el club de autoayuda. Hay que reconocer que estos momentos dentro del grupo de potenciales Casanovas o pagafantas, son extraordinarios, no se respira falsedad en las actuaciones, todo fluye de una manera tal que podríamos pensar que no están interpretando, que hay una cámara oculta. Con los breves segundos que habla cada uno, David consigue transmitir la personalidad de cada uno de ellos, su forma de ser con la que nos hacemos una idea de cómo pueden actuar a la hora de ligar.
Aquí no se valora ni se ponen etiquetas a las personas por razón de género, eso ya se ve demasiado en el cine actual, David busca algo más profundo, busca se sutil, simplemente se muestra los distintos grados de obsesión por culpa de una presión social o simplemente el miedo a la soledad, que hace en ocasiones actuar de manera psicópata. El peso de toda esta sensación recae en Nacho Sánchez, quien acorde a la maestría de este portento de la interpretación nacional, poco explotado por cierto, hace que el espectador circule sobre la delgada línea que separa la agonía del miedo a la soledad y el depravado sexual al que se podría convertir.
Opinión: 3,5/5
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