Lo mejor de internacional y lab. CLERMONT-FERRAND 2024
Kakos (Los pasteles)
El sueco Alessandro Stigliano nos habla de FIKA, o lo que es lo mismo, la famosa pausa en el trabajo para tomar café. El protagonista está amargado con su jefa, ya que le pide entregar un trabajo en breve, sin darse cuenta de que el protagonista tiene a su cargo a su hija y no da a basto.
Siendo una paradoja del reciclaje, el protagonista decide hacer pasteles de chocolate para la Fika del trabajo, pero sin desperdiciar los valiosos nutrientes del regalo que deja su hija todos los días en los pañales. Reciclaje y venganza, todo con el sello de calidad sueco, en donde lo políticamente incorrecto, o incluso lo denominado soez en otros países que se creen más cultos, tiene cabida, haciendo reflexionar profundamente a partir de una experiencia absurda.
4,2/5
National anthem (Himno nacional)
Probablemente el corto más salvaje viene de la mano del húngaro Jack Turits, con coproducción de EEUU.
Los húngaros están que se salen, no ya solo en animación, donde son un referente, sino en cortometrajes, y en breve lo veremos en largometrajes.
Aquí se pone en tela de juicio la aceptación de los inmigrantes, en el caso del film tiene que disputarse en duelo a muerte el permiso y al final de cada disparo, el que sobrevive, canta el himno.
Bestial como suena, pero igual la realidad es aún más brutal, si vemos que ocurre con tantos inmigrantes que no pudieron llegar.
4/5
Cross my heart and hope to die
Sam Manacsa de Filipinas nos muestra de forma suave, el día a día de una empleada mal pagada quien recibe llamadas de un hombre. Así dicho no parece que tenga mucho tirón, pero poco a poco vemos que la trama termina en un acontecimiento desastroso, y en parte resarce a la protagonista. Con una cámara siempre lejana, el espectador se siente como un visitante a un museo. Aquí lo de cámara en mano y pegada al cogote del protagonista no se lleva y se agradece por el aire que, dentro del espacio agobiante de la oficina, se puede respirar.
3,7/5
Kafana na Balkanu (Son los balcanes)
Desde Alemania nos llega esta cinta dirigida por Boris Gavrilovic, en donde una mujer de la antigua Yugoslavia se encuentra con otra de la misma región, en la Alemania de la actualidad.
Aquí lo mejor es la increíble actuación de Ruzica Hajdari, quien nos transmite ese miedo a no sentirse integrada en la sociedad alemana, el miedo a reencontrar a alguien del pasado (para ella hablar en su idioma original es eso), pero que a la vez dentro de ella lleva una semilla que quiere explotar para disfrutar de lo que ella vivió en su niñez y que es parte de su cultura.
Si bien la trama no termina de estar bien lograda, con una joven con cambio radical de personalidad no explicado, y una actuación pésima, la gran potencia de Ruzica hace que merezca la pena los 19 minutos del corto.
3,5/5
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