Radical. MALAGA 2024

 


“Radical” no tiene tanto de radical, es la mezcla exacta para hacer un preparado con las dosis exactas de humor, entrañabilidad, seriedad, violencia, inteligencia, buenas actuaciones, buen sonido y quizás una imagen menos potente pero atrayente.

La segunda película del director mexicano Christopher Zalla, presentada en Sundance 2023, parece que cedió a ciertos deseos de los productores de Estados Unidos, y eso se ve en un toque más dulce de lo que las películas 100% mexicanas nos tienen acostumbrados. El film se parece a muchos otros en donde los profesores cambian una clase y la clase cambia al profesor, de hecho hay infinidad de films con ese guion en Estados Unidos, Francia, España, … pero lo que esos países no pueden hacer (para fortuna de ellos pero socavando la emoción) es el introducir el elemento de la violencia que tanto juego da, ¿verdad Michel Franco de antes del 2023?.


El director ha sabido manejar sabiamente esa violencia sin abusar de ella, progresivamente, primero nos alerta con sonidos lejanos, a los que los ciudadanos están acostumbrados. Quizás es más brutal la sensación de estar acostumbrados a la violencia, que la propia violencia, pero incluso el espectador pasa por ese proceso ilógico que acostumbrarse a lo desagradable. Poco a poco nos acercamos a la violencia, con un derrape de coches cerca de la casa del profesor, vemos armas, intuimos amenazas, hasta que hay un desencadenante al que llegamos vacunados, ilógicamente vacunados por la fuerza de haber sido golpeados casi sin saberlo, por la violencia.


Volviendo al inicio, el director deja claro que estamos ante algo serio, de calidad, con la simple secuencia de la colocación de los chavales en las colas del colegio, en donde en pocos segundos nos presentan a los protagonistas entrelazando miradas. Desde ahí, vemos que el juego de miradas será importante y crucial para el film, no ya sólo entre personas, sino entre objetos: el chaval que mira la pistola, el profesor que observa lascivamente a los pasteles, la alumna que observa las instalaciones de SpaceX… todo ello en un juego de negación o aceptación, pero de tentación al fin y al cabo: tentación por convertirse en un “malote”, en comer y engordar o en ser una ingeniera aeronáutica.

Constantemente nos encontramos ante la decisión de abandonar lo que queremos por culpa de otros, lo que lleva al guion a tratar temas de forma en ocasiones como sobre el aborto, la filosofía, la corrupción.


Eugenio Derbez y Daniel Haddad son el nuevo profesor y el director respectivamente. Ambos bordan a la perfección sus papeles, con propuestas que se sienten realistas, con homenajes a Cantinflas en el tono de voz, muecas y diálogos de Eugenio (Sergio en el film), especial mención al momento mágico cuando intenta reportar a un alumno delante del director. Por su parte, el director evoca caras de sorpresa y tiene un físico similar al Señor Barriga del Chavo del 8. Dos homenajes quizás sin buscarlo, que crea un aspecto cómico que evita esa tensión a la que nos tienen acostumbrados el cine mexicano. Un ejemplo claro de esta teatralidad cómica es el momento en que los alumnos miran a Sergio, después al director y después salen corriendo hacia la biblioteca, todo con cortes de cámara que acentúan la bis cómica de la secuencia y que, sinceramente, sorprende en un film que en realidad trata temas muy serios.


Desde el inicio también surge una pregunta, ¿habrá final feliz a lo Hollywood?, y la verdad que el equilibrio entre lo obvio y la sorpresa es perfecto, haciendo que nuestra imaginación recorra los surcos marcados por el guion, pero con quiebros inesperados: momento formidable de ver a Haddad en bañador dentro de una pila de agua en pos de la ciencia. 


Todo esto basado en un hecho real, en donde el profesor Sergio Correo Suárez consiguió una evolución espectacular en el aprendizaje de sus alumnos del colegio de primaria José Urbina López, en donde una de sus alumnas llegó a tener el mejor expediente académico de todo México.

Una obra disfrutable, esa sería la palabra que la define, donde, al igual que el burro del pozo que consigue salir gracias a la arena amontonada, aquí los montones de basura en Tapaulipa hacen de montaña para que desde lo algo se pueda ver el futuro, Estados Unidos y la construcción de la base de lanzamientos de SpaceX que hace soñar a Paloma (Jennifer Trejo). Pero también el film es realista y la misma arena que te salva puede sepultarte, como en el caso de la casa en la playa engullida por la arena.

Para terminar, mencionar la música y el gran acierto para combinarla con las secuencias precisas que animan al espectador a estar más pegado a la pantalla, como son el tema “Saber” de Gaby Moreno.


Opinión 4,4/5


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