Debate con Diego Luna tras el visionado de Estado de Silencio. LATINOAMERICANO BIARRITZ 2024
El pasado 24 de septiembre, el público francés tuvo la oportunidad de participar en un debate con el productor Diego Luna tras la proyección de Estado de Silencio, dirigido por Santiago Mazo, en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. La película ofreció una profunda reflexión sobre el papel del periodismo en contextos de violencia y represión, capturando la atención de los asistentes desde el inicio y despertando un interés genuino por los temas abordados.
El debate posterior, en el que se habló tanto en español como en francés, permitió a los asistentes explorar no solo la situación en México, sino también las implicaciones globales de la libertad de prensa y el acceso a la información como derechos fundamentales. Diego Luna agradeció al público por su asistencia y expresó lo significativo que es compartir esta historia en un escenario internacional como el Festival de Biarritz.
Con un tono pausado pero firme, Luna subrayó que Estado de Silencio no es solo una película, sino un medio para visibilizar una lucha constante que, en muchos casos, se libra en la oscuridad. “El objetivo de quienes hacemos cine es que la película les acompañe más allá de la sala,” afirmó con convicción. Según Luna, el cine debe ser un detonador para la reflexión y la acción, no solo un entretenimiento pasajero.
Uno de los temas recurrentes durante la discusión fue el riesgo que asumen los periodistas mexicanos al enfrentarse a un entorno dominado por el crimen organizado y la corrupción. Luna dedicó una parte importante de su intervención a resaltar la valentía de estos periodistas, señalando que "es impresionante lo que están dispuestos a poner en riesgo por hacer su trabajo." Durante el proceso de creación de la película, Luna mencionó que entendió profundamente las historias detrás de cada noticia, recordando que cada periodista tiene una vida y que las consecuencias de sus publicaciones pueden ser devastadoras. Esta realidad lo impactó y cambió su perspectiva sobre la prensa y la información.
Además, Luna habló sobre la colaboración con un director de Ámsterdam que, a pesar de no residir en México, impulsó la realización del proyecto. Esta perspectiva externa fue clave para que la película cobrara vida, ya que el cineasta estaba alarmado por los niveles de violencia contra los periodistas mexicanos. Luna destacó que esta colaboración internacional enriquece la película, ofreciendo una mirada más amplia sobre un problema que, aunque mexicano, tiene resonancia global.
A medida que avanzaba el debate, uno de los periodistas presentes profundizó en la relación entre la libertad de prensa y la democracia. "El derecho a estar informado no es un privilegio de los periodistas, es un derecho de todos," señaló, subrayando que cuando una voz es silenciada, se pierde una ventana al mundo. Este comentario resonó fuertemente entre los asistentes.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Luna recordó a Javier Valdez, el periodista mexicano asesinado en 2017, cuya muerte conmocionó tanto a México como a la comunidad internacional. Luna habló de Valdez con admiración, destacando que su trabajo representaba una voz para las comunidades más vulnerables de México. "Cuando una voz como la de Javier es silenciada, es una pérdida para todos," dijo Luna, dejando una profunda huella en los presentes.
Otro periodista francés, Frédéric Saliba, que trabajó en México desde 2006, compartió su preocupación sobre cómo la indignación por la violencia contra los periodistas ha disminuido con el tiempo, lo que refleja un proceso de normalización peligroso. Luna, consciente de esta realidad, resaltó el papel del cine y del arte para evitar que estas tragedias sean olvidadas. "El cine tiene el poder de incomodar y de hacernos cuestionar lo que damos por sentado," afirmó, enfatizando la importancia de seguir contando estas historias.
El debate concluyó con una sensación de urgencia y responsabilidad entre los asistentes, quienes salieron de la sala visiblemente conmovidos. El Festival de Biarritz, conocido por su compromiso con el cine social, ofreció el espacio ideal para que la película de Luna resonara con una audiencia internacional, interpelando al público a tomar acción. Con un mensaje claro, Luna cerró su intervención: "El silencio no es una opción; debemos seguir hablando y contando estas historias, por aquellos que ya no pueden hacerlo."
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