Crítica Seed of the Desert (Semilla del Desierto). PÖFF 2024
Por David Sánchez
La ópera prima de Javier Puerto García, Seed of the Desert o Semilla del Desierto, en español, llega al Tallinn Black Nights Film Festival en competencia oficial como una mezcla ambiciosa de coming-of-age y distopía. Ambientada en un desolado desierto colombiano muy parecido a la Guajira, la película aborda temas recurrentes en el cine latinoamericano, como la pobreza, el aborto y la lucha por la supervivencia en un entorno hostil. Sin embargo, aunque la premisa tiene potencial, su ejecución deja mucho que desear.
Una historia conocida, pero poco aprovechada
La trama, que sigue a Chelina y Caviche mientras buscan financiar un aborto a través del contrabando de gasolina, tiene todos los ingredientes para una narrativa intensa y emocional. Sin embargo, el desarrollo de los personajes y el guion fallan en generar un verdadero impacto. Las actuaciones, lamentablemente frías y distantes, impiden que el público conecte con la historia. Incluso los momentos que deberían ser conmovedores o desgarradores se sienten insípidos, y los actores que interpretan a personajes antagonistas no logran transmitir la amenaza que el entorno exige.
El problema principal radica en la falta de profundidad emocional. Aunque el tema del embarazo no deseado y las dinámicas familiares tóxicas son realidades duras y reconocibles en Colombia, la película no logra transmitir la urgencia o la carga emocional que estas situaciones implican en la vida real. En lugar de eso, se siente como una serie de escenas desconectadas, con un ritmo lento y predecible que hace difícil mantener el interés. Por ejemplo, la escena en la que Caviche compite con su coche con otro a ver quien cae el fuego, la escena termina y uno no sabe ni siente muy bien que ha ocurrido ni la gravedad de lo que acaba de suceder.
Un ambiente con potencial visual desperdiciado
Visualmente, Seed of the Desert tiene momentos que evocan un aire postapocalíptico al estilo de Mad Max, con paisajes desérticos y carros oxidados que generan una atmósfera interesante. Incluso la ropa y los aparatos para ver a la distancia parecen salidos de Mad Max. No obstante, la película no logra capitalizar este entorno. La cinematografía, aunque atractiva en momentos específicos (imposible que no fuera así con una Guajira como la colombiana), no es consistente, y la falta de dinamismo en las tomas reduce el impacto visual.
La comparación con Mad Max resulta inevitable, pero mientras la franquicia australiana utiliza su estética para intensificar la acción y el drama, Seed of the Desert se queda en lo superficial. El desierto y su crudeza no se sienten como un verdadero personaje en la narrativa, sino como un telón de fondo que no aporta lo suficiente a la trama.
El sonido como un punto débil
Uno de los aspectos más problemáticos es el diseño de sonido. Las conversaciones entre los personajes a menudo son difíciles de entender debido al ruido del viento, lo que saca al espectador de la inmersión. En una película donde el diálogo debería ser una herramienta para explorar las motivaciones y los conflictos internos, esta falla técnica es particularmente frustrante. Además, la banda sonora es casi inexistente, y cuando aparece, no logra elevar los momentos clave.
Comparaciones con la vida real
La película intenta reflejar realidades sociales presentes en Colombia, como la lucha por sobrevivir en la pobreza extrema y el impacto de las dinámicas familiares violentas. Sin embargo, en la vida real, estas historias están llenas de emociones crudas, decisiones desgarradoras y una lucha constante por la dignidad. En Seed of the Desert, estos elementos parecen diluirse en una narrativa que no explora las complejidades de sus temas centrales.
La decisión de Chelina de abortar y las implicaciones sociales y emocionales de este acto podrían haber sido el eje de una película profundamente humana. En cambio, la trama se queda en una superficie genérica, sin explorar las verdaderas consecuencias de estas decisiones en un contexto tan opresivo.
Seed of the Desert es una película que promete mucho pero entrega poco. Aunque la premisa es interesante y el escenario tiene un gran potencial visual, las fallas en el desarrollo del guion, las actuaciones y el sonido minan su capacidad de resonar con el público.
En un contexto donde el cine latinoamericano está explorando cada vez más los límites de género y estilo, Seed of the Desert es un recordatorio de que la ambición estética y narrativa necesita estar respaldada por una ejecución sólida. Si bien es loable que la película haya comenzado con una campaña de crowdfunding y eventualmente haya encontrado apoyo institucional, su impacto en el festival de Tallin será, probablemente, más discreto de lo que su premisa podría haber prometido.
Opinión: 3/5
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